Me llamo automaticamente la atención el titulo de este libro. Por pura curiosidad comencé a leerlo, a ver que me contaba. Aun estoy en las primeras páginas y ya he visto alguna cosa bien interesante, a ver domo sigue. Este parece ser el primero de una serie de libros, tres en total, empezando desde el individuo y terminando por el universo. Habrá que leer los tres para ver a que conclusión llegamos.
Nada más comenzar el autor en sus conversaciones recibe respuestas a varias cuestiones tan interesantes como inquietantes. Una de ellas habla sobre la comunicación con Dios, como y a través de que se comunica, de que forma. Ahí le recalca que se utiliza mucho la palabra, con la cantidad de confusiones y malos entendidos a los que llevan estas. En este caso particular de como se habla de la palabra de Dios y la humanidad se centra en eso, pero muy poco en la experiencia de Dios. Y eso para todas las cosas de la vida, muchas palabras y pocas experiencias. Se dice, se lee, se escucha incluso a veces, se escribe mucho. Pero pocos de los que lo hacemos realmente experimentan algo de lo que leemos, escribimos, escuchamos o contamos. La EXPERIENCIA, la experiencia de la vida...Sobre eso me ha llevado a meditar esa parte del texto.
Me ha hecho resonar algunas de mis experiencias con las plantas, le ha dado un sentido a lo que contienen esas experiencias de que se trata. No son alucinaciones, ni es causa de ninguna intoxicación, no son delirios. Sobre eso también he meditado y he llegado a una conclusión y es que soy bien normal, estoy bien y no tengo de que preocuparme que no sea de superarme y mejorar, de experimentar la vida, aprender a vivirla, reconocer la experiencia de estar vivo y gradecerlo. Buscando armonía y alegría, calma y sosiego, paz interior. En mi vida cotidiana no veo de repente , por poner un ejemplo: un perro con lunares verdes que me saluda con una de sus seis patas cada una de un color. Eso son alucinaciones, no sufro de eso, por eso estoy tranquilo.
Muchos todavía siguen con el concepto de la droga y de la estupefacción, sin ver más lejos de la ebriedad uniéndola a cualquier estado no usual y se pierden el resto. Cada cual a su manera unos por no aprovechar la experiencia buscando vanidades o frivolidad, otros por sus propios prejuicios, miedos o resistencias.
Nada de ebriedad, son momentos de claridad, simpleza y lucidez extrema. Bien llevados navegando a través de la calma. Muchas veces tras la experiencia te quedas meditando sobre el efecto de estas plantas. Después de leer lo anterior llegue a una conclusión: "determinadas plantas están aquí para hacerle recordar al ser humano la experiencia de Dios, experimentar a Dios, sentirse parte de la vida, consciente de estar vivo, despierto".
También llegue a la conclusión que esas plantas son conscientes de la vida, igual que los animales, son conscientes de la vida y como toda se relaciona, de la Vida como un todo múltiple. Las otras especies nos recuerdan que no somos los únicos en este planeta en este gran tablero de La Vida. Esas plantas al entrar en nuestro organismo despiertan ciertos circuitos que normalmente tenemos cerrados y que nos permiten compartir la experiencia de pertenencia a toda la creación que por alguna razón parece que nos ha sido negada, o bien nosotros mismos nos la negamos. Esa es la experiencia divina la de la verdadera comunión, la comunión con el infinito, la pertenencia la cosmos dentro de un plan conocido como La Creación.
Voy a seguir leyendo a ver que más cosas se me ocurren. Si os interesa el libro del que a continuación pongo algunas citas podéis descargarlo desde el siguiente enlace: Conversaciones con Dios Descargar PDF
Conversaciones con Dios Donald Walsch Neale:
Vuestro Pensamiento más Elevado, vuestra Palabra más Clara, vuestro Sentimiento más Grandioso, son siempre
Míos. Todo lo demás procede de otra fuente.
La suprema ironía del asunto es que vosotros hayáis dado tanta importancia a la palabra de Dios, y tan poca a la
experiencia.
En efecto, dais tan poco valor a la experiencia que, cuando vuestra experiencia de Dios difiere de lo que habéis
oído sobre Dios, automáticamente desecháis la experiencia y os quedáis con las palabras, cuando debería ser
precisamente lo contrario.
Vuestra experiencia y vuestros sentimientos sobre algo representan lo que efectiva e intuitivamente sabéis acerca
de ello. Las palabras únicamente pueden aspirar a simbolizar lo que sabéis, y a menudo pueden confundir lo que
sabéis.
Así pues, esas son las herramientas con las que Yo me comunico; aunque no sistemáticamente, pues ni todos los
sentimientos, ni todos los pensamientos, ni toda la experiencia ni todas las palabras proceden de Mí.
sábado, 29 de octubre de 2011
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