lunes, 11 de abril de 2011

Palabras malditas

El otro día leyendo un articulo muy interesante sobre una conferencia de Jonathan Ott me resonaron algunas cosas de las que hablaba. Sobre todo como las religiones han separado al ser humano de lo Divino y desvirtuado su relación con ello. Como han sustituido los verdaderos Sacramentos por un placebo y el contacto verdadero con lo Divino, por la fe ciega en su posible existencia.
Un trabajo muy antiguo iniciado por las religiones en particular por el Cristianismo. Aunque las religiones ninguna es buena, por separar al ser humano de la experiencia Sagrada verdadera y enfrentar a los propios seres humanos entre ellos mismos por ver cual es el Dios "verdadero". Puro alimento para el ego.
Luego en la misma página encontré este vinculo que sonaba interesante sobre la glandula pineal y ahí hemos topado con otro nuevo tipo de religión: la ciencia.

La religión fue perdiendo fuerza para ser sustituida por la ciencia, la nueva religión que mato a Dios y lo encerró en un tubo de ensayo, lo limito a formulas científicas incapaces de llegar al fondo de la cuestión de la divinidad, el alma, la trascendencia. Negando la existencia de energías sutiles, estados superiores de la mente y el alma, para reducirlas a cálculos y reacciones quimicas más o menos complejas. Pero en cierto sentido la ciencia ha continuado la tarea de las religiones de separar al humano de la experiencia divina. Hoy en día afortunadamente la física cuántica está reparando ese error y reconociendo que muchas cosas se escapan a los limites de un laboratorio, que la divinidad no se puede encerrar en una probeta.

Pero si hay algo que realmente nos ha alejado de lo sagrado y ha confundido a la humanidad más que la ciencia y la religión son los medios de "información" sobre todo unidos a las nuevas tecnologías. Utilizando el mismo sistema que ya ha utilizado las religiones y la ciencia ciega de separar lo humano de lo divino. En particular basándose en las leyes prohibicionistas y su lenguaje ambiguo y premeditado concentrado en dos palabras muy mal utilizadas: "drogas" y "alucinaciones". Estas dos palabras de carácter claramente despectivo son utilizadas muy a menudo por la prensa de una forma claramente premeditada. Entonces considerar una planta sanadora y un vehículo espiritual como es la planta del cannabis de "droga", con el poder que tienen las palabras de modelar consciencias y "realidades". De la misma forma que se habla de sus efectos como de "alucinógenos". Esto por poner un ejemplo que se podría extender al resto de las plantas sagradas y a los ritos que se realizan con ellas. Por lo cual es muy normal escuchar hablar de las "alucinaciones" de los chamanes, en vez de llamarlo por su nombre que es "visiones".

Con esto consiguen varios resultados. Principalmente al que desconoce los efectos y no ha tenido experiencia directa, llenarle la cabeza con conceptos erróneos, para dirigir su opinión en la dirección que interesa. A los que ya por naturaleza son reacios o claramente contrarios al uso de estas sustancias reafirmarlos y que su ego se sienta todavía más en posesión de la "verdad" y la "razón". En los que están a favor o son usuarios, incluso entusiastas, la cosa va por otro camino. Por un lado se encuentra el atractivo por el "fruto prohibido". En estos casos reafirma en sus egos la "rebeldía", el enfrentamiento a la "autoridad", la reafirmación en su pataleo.
A esto le ayuda cierta "cultura de las drogas" en muchas ocasiones cercana a la apología pura y dura. En la música el cine y ciertos movimientos "contraculturales" o "antisociales" su consumo es un requisito necesario, sin plantearse muy bien ni el porque, si realmente tiene algún sentido o aporta algún beneficio. Se convierte en una pose unida a la "cultura del ocio" que reafirma y justifica la prohibición. Por los malos resultados que produce el consumo de ciertas sustancias sin respeto ni responsabilidad, sin sentido ni objetivo. De ahí nace otra palabra maldita: el colocon.

Generalmente sustancias que son para abrirse a la sobriedad y despertar la mente dormida se convierten en herramientas de la ebriedad, el embotamiento y la estupefacción. Y hoy en día la mayoría de la población humana lo reconozca o no anestesia sus sentidos, percepción y sentimientos con diferentes sustancias, tanto quimicas como naturales, tanto legales como ilegales. Vivimos en el reino de la embriaguez, el triunfo de Dionisio sobre Demeter.

Afortunadamente por muchas manipulaciones humanas, por muchas persecuciones y mentiras: la Verdad en si misma se ha ocupado de mantener siempre el germen de el Conocimiento vivo. Escondido en lo profundo de las selvas y en lugares hasta hace bien poco inaccesibles a la contaminación cultural y las manipulaciones "informativas". Esas culturas que a pesar de haber sido machacadas sistematicamente, han sobrevivido hasta estos tiempos donde se hace muy necesario sus conocimientos y su sabiduría.

Llegados a este punto en el que la humanidad camina hacia el abismo, esas culturas renacen y salen de su aislamiento para llegar al hombre occidental y hacerle despertar, sentirse de nuevo como parte de la creación y no como un elemento ajeno. Como parte y no como propietarios del planeta. Gracias a ello algunos usando esas tecnologías, las mismas que se utilizan para demonizar estas sustancias y sus usos benéficos sobre los que poco se habla generalmente, tenemos en nuestro poder la capacidad de remediar esto. Tenemos la oportunidad de llamar a las cosas por su nombre. Mostrar realidades que tratan de ocultarnos, dar una visión que no este influenciada ni por el prohibicionismo ni por la apología. Dándole su verdadero valor, redescubriendo sus beneficios, llamando al respeto y la moderación. A su uso consciente, espiritual, visionario, creativo y sanador.

Los que tenemos esta posibilidad, oportunidad y casi que me atrevería llamarlo "privilegio" de haber experimentado con estas sustancias participando en ritos sagrados y hemos traspasado ciertos conceptos y razonamientos erróneos tenemos una gran responsabilidad. La de difundir la sabiduría que hay detrás de todo estos ritos. La de separar dichas plantas y sus usos espirituales y de conocimiento de la fatídica palabra "droga" y toda la confusión que produce y la realidad que oculta. Alejarla tanto de las ideas represivas como de las de libertinaje y hedonismo. Esos dos polos creados artificialmente y que conducen al mismo lugar: la manipulación, el engaño y la confusión.

Por lo cual no podemos permitirnos el lujo de expresar cosas como las que se pueden leer en este documento utilizando las palabras tabú "droga" y "alucinaciones" de una manera tan premeditada y engañosa. Refugiandose en la "ciencia". Ni tan siquiera en el caso de copiar y pegar el texto, no hacer como mínimo una referencia o dar una opinión clara del uso y sentido fraudulento de dichas palabras en el texto en cuestión. Eso es lo que estoy haciendo ahora, poniendo en evidencia y alertando sobre la forma como esto lleva a la confusión y alimenta el estado actual de las cosas.

Tenemos el deber de mostrar como esta clase de ideas que no son fieles a la realidad, que faltan al respeto y a la verdad. Tenemos la oportunidad de en cierto sentido paliar los daños generados por las religiones, la ciencia y los medios de "información". Una oportunidad que no debemos ni nos podemos permitir dejar pasar.

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