jueves, 20 de mayo de 2010

Conducta moral para avanzar en la practica espiritual

Hay mucha gente que quiere conocer la ayahuasca o cualquier otro tipo de planta de poder como una nueva experiencia con las drogas. Algo muy erróneo ya que no se trata de drogas en el sentido que le damos los occidentales que no nos enteramos de nada. En realidad son poderosas medicinas y vehículos espirituales, de ahí mi insistencia en no tomárselo como una forma de turismo exótico o una busca de experiencias nuevas. Son diferentes las razones por los que alguna gente se decide a conocer las plantas maestras: alguien les ha hablado de ello, lo han leído en algún libro o visto en un documental y les llama la atención, etc. En algunos casos, los menos, suele ser una busca espiritual, un camino. Sólo que a veces confundimos eso y pensamos que simplemente se trata de consumir ayahuasca, hongos o peyote alguna vez y con eso va a llegar la iluminación o la solución a sus problemas. Quien no busque la sanación o el camino espiritual mejor que se dedique a otra cosa y deje estar lo sagrado para quien lo comprenda, ya que el camino no es fácil y exige gran atención, disciplina y respeto. Por otra parte es desperdiciar el verdadero poder de estos sacramentos.

Un primer contacto puede servir para vislumbrar lo que hay detrás y por donde va el camino. Si no se está en disposición de seguirlo mejor olvidarlo. No es una broma, un capricho ni un juego.
Para entenderlo mejor aquí van unos cuantos requisitos para iniciar el camino espiritual que ya se pueden llevar a cabo antes del primer contacto con las plantas sagradas. También da una idea de lo que se espera de uno, lo que exige. Si no estas dispuesto a ello es que no es para ti. Son muchos los llamados y pocos los elegidos. Vamos por puntos:

ME COMPROMETO A ABSTENERME DE HACER DAÑO A SERES SINTIENTES.

Implica una creciente conciencia de la santidad de la vida. No sólo implica no matar sino un profundo compromiso de no ofender nunca a ningún ser. Debemos cultivar el respeto por todo ser viviente.

Consciente del sufrimiento causado por la destrucción de la vida, me comprometo a cultivar la compasión y a aprender formas de proteger la vida de las personas, animales, plantas y minerales. Tomo la firme determinación de no matar, no dejar que otros maten y no tolerar ningún acto mortal en el mundo, ni en mi pensamiento ni en mi forma de vivir.

ME COMPROMETO A ABSTENERME DE TOMAR LO QUE NO ME HA SIDO DADO.

Este compromiso va más allá de no robar, pues implica también el no tomar objetos inanimados que no nos han sido dados, es decir, abandonar la actitud del quiero, de demandar y exigir, y reemplazarla por la reflexión y la paciencia.


Consciente del sufrimiento causado por la explotación, la injusticia social, el robo y la opresión, me comprometo a cultivar la benevolencia y a aprender formas de trabajar por el bienestar de las personas, animales, plantas y minerales. Practicaré la generosidad compartiendo mi tiempo, energía y recursos materiales con aquellos que están necesitados. Tomo la firme determinación de no robar y no poseer nada que pertenezca a otros. Respetaré la propiedad de los demás, pero impediré que otros se aprovechen del sufrimiento humano o del sufrimiento de otras especies de la Tierra.

ME COMPROMETO A ABSTENERME DE PALABRAS INCONVENIENTES.


Esto implica ser completamente conscientes de las palabras que salen de nuestra boca. Que ellas tengan todo el peso de nuestra atención. El cuidadoso intento de poner en práctica el cuarto precepto nos llevará a una constante búsqueda de nuestra propia honestidad, evitar decir algo más o algo menos que la verdad estricta. Debemos reflexionar antes de hablar. Evitar el chismorreo ocioso, el parloteo sin sentido que hace perder el tiempo propio y el ajeno. Hablando quizás un poco menos, nos encontramos con que tenemos tiempo de escuchar un poco más, una virtud muy escasa en el mundo moderno. “Procura que tus palabras sean más provechosas que el silencio que rompen”.

Consciente del sufrimiento causado por hablar inconscientemente y por la incapacidad de escuchar a los demás, me comprometo a cultivar la palabra afectuosa y la escucha profunda a fin de aportar alegría y felicidad a los demás y aliviar su sufrimiento. Sabiendo que las palabras pueden crear felicidad o sufrimiento, tomo la firme determinación de hablar con sinceridad, con palabras que inspiren autoconfianza, alegría y esperanza. No propagaré rumores cuya veracidad desconozca ni criticaré o condenaré cosas de las que no esté seguro. Me abstendré de pronunciar palabras que puedan causar división o discordia o que puedan provocar la ruptura de la familia o la comunidad. Me esforzaré al máximo por reconciliar y resolver todos los conflictos, por pequeños que sean.

ME COMPROMETO A ABSTENERME DE TOMAR SUSTANCIAS QUE NUBLEN MI CONCIENCIA.

Debemos evitar cualquier sustancia que empañe la claridad de la mente, que ahogue nuestras dudas e incertidumbres o distorsionen la realidad. No sólo implica abstenernos de drogas y alcohol, sino de cuidar la calidad de la información que consumimos por todos nuestros sentidos.

Consciente del sufrimiento causado por el consumo irreflexivo, comprometo a cultivar una buena salud, tanto física como mental, para mí, mi familia y la sociedad, practicando un modo de comer, de beber y de consumir conscientemente. Ingeriré únicamente productos que preserven la paz, el bienestar y el gozo en mi cuerpo, en mi conciencia y en el cuerpo colectivo y la conciencia de mi familia y la sociedad. Tomo la firme determinación de no consumir alcohol ni ninguna otra sustancia intoxicante, ni ingerir comidas u otros productos que contengan toxinas, como ciertos programas de televisión, revistas, libros, películas y conversaciones. Soy consciente de que dañar mi cuerpo o mi conciencia con esos venenos es traicionar a mis antepasados, a mis padres, a mi sociedad y a las generaciones futuras. Me esforzaré por transformar la violencia, el miedo, la ira y la confusión en mí mismo y en la sociedad. Comprendo que una dieta adecuada es fundamental para la autotransformación y para la transformación de la sociedad.

ME COMPROMETO A ABSTENERME DEL MAL USO DE MIS SENTIDOS.


Este precepto implica contemplar nuestro cuerpo como un templo que cuidamos y cultivamos para el crecimiento del espíritu. Lo que aquí se nos aconseja es que nos abstengamos del uso desordenado del cuerpo y de las sensaciones corporales. Es decir, una toma de conciencia de la calidad y el grado de las sensaciones corporales, evitando caer en la gula, lujuria, incesto y todos los desórdenes producidos por un desordenado comportamiento sensorial.

Consciente del sufrimiento causado por la conducta sexual irresponsable, me comprometo a cultivar la responsabilidad y a aprender formas de proteger la seguridad e integridad de los individuos, las parejas y la sociedad. Tomo la firme determinación de no implicarme en relaciones sexuales sin amor y sin un compromiso a largo plazo. A fin de preservar mi propia felicidad y la de los demás, tomo la firme determinación de respetar mis compromisos y los de los demás. Haré todo lo que esté en mi mano para proteger a los niños de abusos sexuales y para evitar que parejas y familias se rompan a causa de una conducta sexual irresponsable.

Como podéis ver exige bastante y muchos después de leer esto no les apetecerá lo más mínimo seguir este camino por que implica de renuncia muchas costumbres y vicios que no se quiere abandonar. Pero es así, nadi dijo que fuera fácil, si así lo habíais creído tenéis una gran confusión.

(Extraído de Los cinco preceptos, Diego Palma y Las cinco prácticas de la Atención Plena, Thich Nhat Hahn).

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