lunes, 5 de julio de 2010

El Yage ya no tiene dueños

Esta noticia enverdece las selvas amazónicas y los guacamayos vuelan, cantan y embellecen con sus colores a nuestra madre naturaleza . Son las palabras victoriosas del Taita Querubín, desde Putumayo.

Con estas lineas del propio Taita Querubin comienzo esta entrada que tal como cuenta es una gran victoria. La celebración de un hecho sin precedentes juridicos ni políticos. Lo celebraron todas las comunidades indígenas de las nueve naciones amazónicas: la decisión de la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de los Estados Unidos (PTO) de quitarle la patente del Yagé, planta sagrada indígena, a Loren Miller, un estadounidense dueño de un laboratorio farmacéutico.
Como ya sabréis este espabilado había patentado la ayahuasca y tenia derechos sobre esta planta desde el año 1986. Con el argumento de que había descubierto una nueva variedad (requisito imprescindible) de Yagé. Los indígenas se enteraron de que tenia patente en 1996 diez años más tarde de que hubiera sido patentada.  A la que atribuyó la cura del cancer entre otras propiedades.

Los chamanes amazónicos no podían aceptar que nadie patentara la planta ancestral utilizada durante cientos de años en las ceremonias religiosas y como medicina para la limpieza corporal y espiritual de los pueblos indígenas que la consumen en sus ritos. Tal y como si a un indígena le diera por patentar las Hostias. Desde aquella comenzo una lucha por anular dicha patente, en la que los indígenas fueron tratados como terroristas y narcotraficantes , y en la que intervinieron personajes como el senador estadounidense Jesse Helms.

Miller movió cielo y tierra contra los indígenas, cuando estos, indignados, lo consideraron persona non grata para los pueblos indígenas amazónicos y le dijeron que no se hacían responsables por las consecuencias que pudiera tener. Miller dijo que lo habían amenazado de muerte, y la embajada de Estados Unidos en Quito ciudad sede de la Coica y el senador Helms los calificaron entonces de terroristas. Lo curioso es que el responsable de un acto de biopirateria vaya llamando por ahí terroristas a los indígenas verdaderos herederos y beneficiarios de la planta y sus propiedades curativas.

Pero el listillo de Miller no contaba con un detalle. La PTO revocó la patente el viernes pasado. Según el Centro Internacional de Legislación Ambiental (Ciel), abogados a cargo del caso, la anulación se logró porque esta supuesta nueva variedad de Yagé ya había sido descrita en el Herbario de la Universidad de Michigan, antes de que Miller solicitara la patente. A fastidiarse tocan. La PTO reconoció su error, y quedó en entredicho el sistema de adjudicacion de patentes.
Irónicamente no primó el conocimiento tradicional, sino la casualidad de que esta planta había sido registrada con anterioridad en Michigan, pero lo importante para el taita Querubín es que ha vuelto la vida y la justicia .

Qué es la biopiratería? Lo mejor para explicar la biopiratería es un ejemplo, y el del Yagé cae como anillo al dedo. Así lo relatan las comunidades indígenas: Mayo de 1986. Atardecía sobre los altos árboles de la selva profunda de Ecuador cuando el jefe indígena de la familia Secoya dijo, dirigiéndose a su hijo mayor: A ver mijo, regale al gringuito (Loren Miller, dueño de un laboratorio farmacéutico) un poco de yagé de la chacra . El visitante sonrió complacido, y muy agradecido le obsequió al hombre dos cajetillas de Marlboro americano.

Ya en California, su tierra natal, Miller presentó a la Oficina de Patentes una solicitud: la variedad que descubrí es nueva , y le atribuyó propiedades curativas para enfermedades mentales, antisépticas, antibacterianas y para el mal de Parkinson. La Oficina de Patentes le otorgó ese derecho.
Jacanamijoy teme, además, que con el Yagé (planta que aparece en la lista de alucinógenos de la DEA) pase lo de la coca, que también era sagrada y se convirtió en otro mal del mundo .

Sin embargo, mientras los pueblos indígenas defienden sus derechos colectivos de propiedad intelectual , Estados Unidos es uno de los pocos países del mundo que se niega a reconocer estos derechos, pues no ha ratificado el Convenio de Diversidad Biológica, que establece una distribución justa y equitativa de los bienes de la naturaleza.

De hecho, el caso del yagé se ganó, no porque ellos reconocieran la sabiduría indígena, sino porque de la nueva variedad , irónicamente, ya había registros en el Herbario de la Universidad de Michigan, que de todos modos nadie sabe cómo llegó allá.



Fuente: Eltiempo

2 comentarios:

juliyuhami dijo...

Estoy algo empapada del hecho del caso de la patente de yagé, pero lo que no entiendo, porque en la mayoria de las fuentes aparece así, es la forma en que la junta de sabios indigenas se enteran de dicha patente. Porque se dieron cuenta sólo despues de 10 años?.. no hay razon de ser para pasar ese hecho por alto

Teixo Lopez dijo...

No creo que se lo pasaran por alto y más bien la batalla legal ha sido larga posiblemente...

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